Después de dos años sin Estrategia Europea de Seguridad y Salud, la Comisión Europea ha publicado el nuevo Marco Europeo de Seguridad y Salud 2014-2020. En él, reconoce que en Europa mueren cada año 4.000 personas por accidentes laborales y afirma su voluntad de seguir mejorando las políticas públicas de seguridad y salud. Sin embargo, tanto los retos que propone como la manera en que pretende abordarlos, desde USO nos hacen temer un panorama difícil para la salud de los trabajadores en la UE durante los próximos años.
Primer reto: Reforzar la capacidad de pequeñas y medianas empresas para poner en marcha medidas de prevención del riesgo
La Comisión hace hincapié en que las pequeñas organizaciones siguen tendiendo a cumplir en menor medida la legislación tanto a nivel nacional como europeo. Según la última encuesta ESENER, el tamaño de la empresa, el sector y el país son los factores más determinantes del nivel de gestión de la salud y la seguridad en el trabajo.
La Comisión asume que el cumplimiento de las obligaciones impuestas por la normativa en materia de salud y seguridad no va a ser el mismo por parte de las grandes empresas que de las pequeñas. Para combatir esto, propone simplificar la legislación cuando proceda y proporcionar orientación y apoyo.
Para la USO esta afirmación supone la aceptación de que el derecho a la seguridad y salud va a ser diferente para los empleados de grandes empresas que para los trabajadores de las PYMES (mayoritarias en nuestro país), donde, a tenor de los planteamientos de la Comisión, la legislación debe ser más laxa o fácil de cumplir.
Parece ser que el modelo a seguir son medidas como la recientemente tomada por el Gobierno Español con la Ley de Emprendedores, por la que en empresas de menos de 25 trabajadores, no será necesario contar con un servicio de prevención, pudiendo asumir la gestión de la prevención el propio empresario.
Segundo reto: Mejorar la prevención de enfermedades relacionadas con el trabajo combatiendo los riesgos existentes, los nuevos y los emergentes
La Comisión reconoce que en 2008 se produjeron 159.500 casos de enfermedades mortales relacionadas con el trabajo y que entre el 4% y el 8,5% del total de casos de cáncer tiene origen laboral. Destaca también que el estrés es uno de los riesgos principales, junto con los riesgos ergonómicos, y determinados tipos de cáncer.
Desde la USO valoramos positivamente que la Comisión reconozca la existencia de estos riesgos, pero hacen falta compromisos para garantizar el reconocimiento y declaración de todas las enfermedades laborales que producen. Es necesario además mejorar la normativa, tanto la relativa al cáncer profesional, como a los trastornos musculo-esqueléticos, los problemas mentales derivados del trabajo, así como todo lo referente a los riesgos emergentes, con respecto a los cuales los trabajadores nos encontramos aun desprotegidos.
Tercer Reto: Combatir el cambio demográfico
Según la Comisión hay que alargar la vida laboral para que sean sostenibles los sistemas de pensiones. Por ello ve necesario garantizar la seguridad y salud durante toda la vida activa. A nuestro juicio aquí se está mezclando un debate ideológico o cuanto menos presupuestario, con el derecho a la seguridad y salud en el trabajo.
Antes que tomar medidas de maquillaje o atenuación, sería necesario plantearse la financiación del sistema de pensiones, y no cargar con más medidas de austeridad y pérdidas de derechos a los ciudadanos europeos.
Por otro lado en España, desgraciadamente, la gran parte de los entornos laborales no permiten un envejecimiento activo saludable, ya que no son seguros en absoluto. Tanto las cifras de accidentes, como de enfermedades profesionales, son muy elevadas, e incluso se despide en muchos casos a trabajadores por alguna Ineptitud sobrevenida, cuyo origen en muchos casos es laboral. Con el aumento de la edad de jubilación esto podría agravarse.
Falta voluntad política de combatir los riesgos laborales
Desde la USO creemos que el marco estratégico se queda corto en cuanto a la adquisición de compromisos para hacer frente a los riesgos. Parece además que hay cierta pretensión de incluir a la prevención en la vorágine desreguladora del mundo laboral que se viene fomentando desde ciertas instituciones para los países del sur de Europa. Haciendo pagar, especialmente, por esta desregulación a los trabajadores y trabajadoras de las pequeñas empresas, mayoritarias en nuestra economía.
En cuanto al último reto, relativo al envejecimiento activo saludable, parece más bien un adorno para las políticas austericidas promovidas por la Comisión y tomadas por algunos Estados Miembros de retraso de la edad de jubilación.
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